Black Paradox, de Junji Ito
Comienza con cuatro personas que han quedado para suicidarse. Se han conocido a través de una web y mientras van juntos en coche a terminar con sus vidas se ponen sentimentales y se cuentan los motivos de su decisión. Las historias incluyen depresiones, robots, doppelgängers y eccemas.

Los suicidios van mal pero algo ocurre que les hace replantearse sus planes. Descubren unas misteriosas piedras preciosas que se convierten en su obsesión. En un principio estas piedras aparecen en el píloro de uno de los suicidas.
Entonces entra en escena el médico-científico loco que tiene planes malva dos. Esta parte del manga es mucho más oscura y en alguna ocasión hasta el dibujo me ha llegado a dar asco de lo explícito que es. Es genial. Junji Ito me está haciendo experimentar cosas fuertes con sus cómics.
Para entrar en la historia si que hay que hacer un pequeño esfuerzo ya que se crea un universo que difiere mucho del real. En ocasiones me he sentido fuera de la historia y algo perdido. El ritmo es bastante irregular y varios capítulos se resuelven como por arte de magia. La curiosidad, sin embargo, hizo que no dejara de pasar páginas.
Parece que la forma de narrar de Ito es, como dicen en Trainspotting: ir tirando, mirando hacia delante, hasta el día que la palmes. Porque la vas a palmar. Y no va a ser nada agradable.

En este tomo vienen también un par de historias cortas:
La lamedora, sobre una extraña mujer que sorprende a gente por la calle y mueren tras recibir un lametazo suyo. También con un buen giro al final.
El pabellón de lo paranormal, unas pocas páginas a color con una simpática historia de final… ya sabes, no feliz.

Los suicidios van mal pero algo ocurre que les hace replantearse sus planes. Descubren unas misteriosas piedras preciosas que se convierten en su obsesión. En un principio estas piedras aparecen en el píloro de uno de los suicidas.
Entonces entra en escena el médico-científico loco que tiene planes malva dos. Esta parte del manga es mucho más oscura y en alguna ocasión hasta el dibujo me ha llegado a dar asco de lo explícito que es. Es genial. Junji Ito me está haciendo experimentar cosas fuertes con sus cómics.
Para entrar en la historia si que hay que hacer un pequeño esfuerzo ya que se crea un universo que difiere mucho del real. En ocasiones me he sentido fuera de la historia y algo perdido. El ritmo es bastante irregular y varios capítulos se resuelven como por arte de magia. La curiosidad, sin embargo, hizo que no dejara de pasar páginas.
Parece que la forma de narrar de Ito es, como dicen en Trainspotting: ir tirando, mirando hacia delante, hasta el día que la palmes. Porque la vas a palmar. Y no va a ser nada agradable.

En este tomo vienen también un par de historias cortas:
La lamedora, sobre una extraña mujer que sorprende a gente por la calle y mueren tras recibir un lametazo suyo. También con un buen giro al final.
El pabellón de lo paranormal, unas pocas páginas a color con una simpática historia de final… ya sabes, no feliz.
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